Eterio Ortega y Elías Querejeta han presentado el documental Al final del túnel, en el curso "El terrorismo de ETA a través del cine español" de la Complutense de Madrid, en el Escorial.
En este largometraje documental estrenado en 2011, con Eterio Ortega como director y Elías Querejeta como promotor, se recoge el final de la violencia de ETA y los momentos anteriores a la declaración de ETA del término definitivo de su actividad armada del 20 de octubre.
La cinta recoge exclusivamente el punto de vista "nacionalista" del conflicto visto desde diferentes ángulos aunque su principal virtualidad es el testimonio, por primera vez en el cine, de dos miembros de ETA: Kepa Picabea, su dirigente en los años ochenta, detenido en Francia en 1994 y condenado en España a 192 años de cárcel por una veintena de asesinatos, y Juan Karlos Ioldi, ex terrorista de la banda que pasó dieciséis años en prisión.
Según Querejeta, la cinta es un reflejo de "cómo estaba todo abocado a que se produjera la declaración de abandono definitivo de las armas por parte de ETA", y muestra una realidad: la de alguien que decide coger las armas "porque cree que está en posesión de la verdad, lo que da lugar a esta forma de salvajada".
Para el realizador vasco, es la "presión social" continuada la que lleva a la organización terrorista a abandonar definitivamente la violencia a partir de un "momento clave", como fue asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco, un momento que el propio Kepa Picabea describe como "muy duro" para muchos de los miembros de la banda por la constatación del rechazo social a sus planteamientos y su propia percepción de que ese no era el camino a seguir.
"Lo importante de la actitud de Kepa en esta cinta es que, de alguna manera, está pidiendo ser perdonado", aseguró hoy Querejeta, mientras que Eterio Ortega reconoció que durante el rodaje llegó a "empatizar" con este personaje, "tan alejado" de su forma de entender la realidad.
Para el director de la cinta, el "detonante" del fin de ETA ha sido "claramente" el cambio producido en la sociedad vasca, en la que -dijo- "había mucho miedo", aunque consideró que "todo ayuda" y que muchos otros elementos, como el cine, han contribuido a dar una visión complementaria al conflicto.
"Las armas te dejan heridas que nunca cicatrizan. Yo llevaré esto hasta el cementerio", dice Kepa Picabea al final de la película, en la que su interés por transmitirle a su hijo la necesidad de combatir las injusticias "sin coger las armas" supone un mensaje de esperanza para un futuro aún incierto.

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