Según reportaje del periodista Luis Enrique Fácil, para la Agencia EFE, convencido de haber conseguido trasladar al cine "la épica y la sensación de historia grande y espectacular" que perseguían, concluye el rodaje de "Palmeras en la nieve", una de las mayores producciones en castellano de los últimos tiempos y cuyas imágenes "tan poderosas" han exigido un trabajo "duro".
Satisfacción y alegría son las palabras más utilizadas por los miembros del equipo tras rodar la última escena de la película en el valle pirenaico de Bielsa, un rodaje que ha supuesto un gran sacrificio emocional y físico para todos, asegura a Efe el director de la producción, Fernando González Molina.
Con Adriana Ugarte y Mario Casas de protagonistas, el rodaje llevó al equipo en primer lugar a Teror, en Gran Ganaria, donde se recreó una finca de la antigua colonia española de Fernando Poo, y posteriormente a Colombia, en lugares en los que las condiciones físicas eran "muy duras" tanto para técnicos como intérpretes.
"El rodaje en Colombia fue muy accidentado, soportando lluvias torrenciales, teniendo que coger aviones, avionetas y lanchas para llegar a los lugares de filmación", explica su director. Lugares de jungla como Bahía Solano, la zona más húmeda del mundo, zonas desérticas de la Colombia más seca y los temporales de nieve del Pirineo aragonés han permitido al equipo conseguir las imágenes "poderosas" que buscaban para lograr una película "grande y espectacular".
Por esta razón, a González Molina no le molesta que comparen su historia con Doctor Zhivago, porque, según él mismo afirma, "salvando las distancias", es lo que querían "conseguir, una historia épica, con aliento clásico, que narra la historia de una familia a lo largo de 25 años y que atraviesa tres continentes".
El director se muestra convencido también que las extremas condiciones del rodaje debido a las localizaciones elegidas han contribuido al resultado final de las imágenes ya que, a su juicio, "para lucir hay que sufrir".
Unas imágenes necesarias, en su opinión, para describir "la historia de dos grandes viajeros que cruzan el mundo", y que han conseguido emocionar a la autora de la novela original, Luz Gabás, cuando se las han proyectado estos días.
Respecto al trabajo de Mario Casas y Adriana Ugarte, confiesa que ambos "han superado con creces" las expectativas. De Adriana destaca el haber conseguido mostrar "un viaje interior brutal en circunstancias personales extremas", y de Ortiz elogia la evolución de su personaje desde la inocencia de un chico de pueblo hasta la madurez y experiencia acumulada en su piel y en su voz tras su regreso de las colonias.
Ugarte, que interpreta a Clarence, asegura que la intensidad del rodaje, en condiciones climatológicas extremas en ocasiones, era necesario para conseguir "toda la variedad y belleza de los paisajes de Palmeras en la nieve". Para crear a Clarence, la actriz asegura que tuvo que reunir primero "todo aquello que sentía el personaje" y poner después una "lámina protectora" para mostrar al tiempo su carácter contenido y hermético. Además confiesó haberse entendido "muy bien" con González Molina respecto a cómo es su personaje".
Para Mario Casas, la mayor dificultad a la hora de crear su personaje, Kilian, fue mostrar su evolución a lo largo de 19 años, sus cambios de voz, la transformación de su cuerpo y de su modo de pensar tras la experiencia acumulada en las colonias. Casas afirma que en primer lugar le atrajo el director elegido, con quien asegura haber "crecido" profesionalmente en el cine, pero admite a renglón seguido que pronto sintió un "entusiasmo abrumador" por la historia y el personaje de Kilian.
Se muestra convencido de que la historia narrada es "maravillosa" y de que esta parte de la historia de la España colonial no había sido narrada en una película española "potente", al estilo de "El jardinero fiel". El estreno de la película, previsto inicialmente para el 4 de diciembre de este año.
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