El director Carlos Kaiser ha presentado este martes su ópera prima, “Zapatos rojos”, la producción mexicana que compite en Sección Oficial con un largometraje ‘lleno de verdad’ para alertar de las terribles consecuencias que puede provocar el mal uso de la energía masculina.
Así ha descrito su película el director Carlos Kaiser, sobre la que también ha destacado que reflexiona emocionalmente sobre temas como la violencia, la masculinidad, el amor, la falta de empatía y las relaciones entre padre e hija. Su personaje principal es Tacho –interpretado por Eustacio Ascacio- un anciano que vive tranquilamente en un recóndito pueblo mexicano, cuando de repente recibe la noticia de la muerte de su hija. Tendrá que viajar a la gran ciudad, donde sentirá que no encaja, para recuperar el cuerpo sin vida. El guión está compuesto por dos partes con esencias muy diferentes. Por un lado, la primera parte muy masculina y rural. Y por otro, la segunda parte más urbana y femenina.
Kaiser ha argumentado que intentaron tratar la violencia machista desde un punto de vista que no fuese provocador ni bajo el sesgo de la ideología política. Por esta razón se centraron en el punto de vista emocional frente al racional. Tampoco querían narrar la historia de una forma muy compleja para que el espectador pudiese concentrarse en los sentimientos que provoca la película sin necesidad de abstraerse para pensar demasiado o intentar vislumbrar posibles mensajes subliminales. Al respecto ha hecho hincapié en que confía en la universalidad de los sentimientos, por lo que tenía claro que la reflexión debía partir de ellos.
Por su parte, la coguionista Adriana González, ha manifestado que el amor es un fenómeno que realmente se entiende con el paso del tiempo, puesto que cuando perdemos lo que amamos, descubrimos todo lo que se lleva consigo. La cinta también cuenta con una parte social, ya que al equipo ‘le resulta prácticamente obligatorio abordar temas sociales viviendo donde viven’.
El personaje de Tacho no está interpretado por un actor profesional, sino por un pastor que conocieron a través de una asociación de vecinos que luchaba contra una compañía minera, a la que consideraban que estaba destruyendo sus tierras. Kaiser ha confesado que nada más verle tenía claro que su protagonista era él. Se trata de un hombre analfabeto, que necesitaba de la ayuda de su esposa para poder memorizar el guión.
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