domingo, 1 de abril de 2012

MALA UVA VINO DE MARAVILLAS





Mala uva es una película subrayada en la cinematografía catalana, contando con guión y dirección de Javier Domingo. Sancho Gracia actúa como el protagonista César, viudo hace 25 años y asesino de alquiler que, retirado a los 60, es ahora próspero propietario de un viñedo en las cercanías de Barcelona.



Todo le va bien, pero la próxima cosecha estará comprometida debido a unos terribles gusanos que han atacado sus viñas. No sin razón la cinta empieza destacando imágenes en movimiento de los gusanitos, con música clásica como hilo musical. A fin de cuentas, los animales, incluso los invertebrados, y el más gusano de los hombres, también se lo merecen un poco de arte.



Sigamos hablando del arte. Y así César se convierte en un pintor que buscará inspiración para sus cuadros en la vida urbana . Pintor de mentirita. Esa es una ficción criada para que su personaje pueda vivir incógnito en un piso de calle Girona en la ciudad condal. Es que atiende al llamado para tal vez un último asesinato a sueldo: de Cándido (Enrique Martínez), el contador de un partido político, sospecho por corrupción.



Quien le contracta para esa misión, diríamos que un tanto delicada, es una conocida del lejano pasado. Reyes se llama la jefa, vivida por Terele Pavéz que, en las pocas escenas de las cuales participa, nos enseña cómo ser grande en un rol tan pequeño. Hasta nos olvidamos que, en esta ocasión, trabaja como actriz secundaria.






Lo mismo podemos decir de Asunción Balanguer y Montserrat Carulla, en los respectivos papeles de las impagables hermanas Paulina y Matilde. Vecinas del protagonista en el edificio barcelonés, las viejitas consiguen hacer con que él las salve de un rollo, estafa mantenida por mucho tiempo. Claro que luego de cuidar del estómago del solitario hombre, con estofaditos y lentejitas entregados directamente a su puerta.



En lío más grande le podrían poner otras dos moradoras de la finca – las jóvenes Mari (Aina Clotet) y Juani (Marta Marco) – que al salir de viaje le dejan una rara plantita para cuidar. Suerte que se lía, sexualmente hablado, con la inspectora Purita. Esa personaje trae a escena la fuerte presencia de Ágata Lys que, tras el debut en la tele como azafata del concurso Un, dos, tres... responda otra vez (1972), ha protagonizado un sin fin de actuaciones responsables por su consagración como la Marlene Monroe española.



Como pareja amorosa de Sancho Gracia, Ágata Lys, alias Margarita García San Segundo, también nos muestra que lo secundario, lo lleva tan solamente en el nombre. Otra actriz secundaria en esta cinta, Mercè Llorens vive Luz, la hija de César cuyo marido Julián (Fernando Aguilar) está enganchado en juego de barajas y para alimentar la adicción, pasa buena parte de sus días en una casa clandestina de juegos.



En esa maldita vencidad, y con actuaciones dignas de estrellas, Mala uva termina en happy end como un cuento de hadas, por lo menos, para el protagonista y su princesa. Un poco de trivialidad nos cae bien en ese caso. Y no desmerece la calidad de la narrativa, sino que reitera el carácter siempre en reconstrucción de la existencia humana.



Estamos delante de una obra de arte, la cual comprueba la sabiduría popular: si la vida nos da una uva, hagamos de ella buen sumo. A veces, incluso de la mala uva es posible hacer vinos de fina esencia. Total, la vida es muy breve para beber vinagres.

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