Mala
uva es una película subrayada
en la cinematografía catalana, contando con guión y dirección de Javier Domingo.
Sancho Gracia actúa como el protagonista César, viudo hace 25 años y asesino de
alquiler que, retirado a los 60, es ahora próspero propietario de un viñedo en
las cercanías de Barcelona.
Todo le va bien, pero la próxima cosecha estará
comprometida debido a unos terribles gusanos que han atacado sus viñas. No sin
razón la cinta empieza destacando imágenes en movimiento de los gusanitos, con
música clásica como hilo musical. A fin de cuentas, los animales, incluso los
invertebrados, y el más gusano de los hombres, también se lo merecen un poco de
arte.
Sigamos hablando del arte. Y así César se convierte
en un pintor que buscará inspiración para sus cuadros en la vida urbana . Pintor
de mentirita. Esa es una ficción criada para que su personaje pueda vivir
incógnito en un piso de calle Girona en la ciudad condal. Es que atiende al
llamado para tal vez un último asesinato a sueldo: de Cándido (Enrique
Martínez), el contador de un partido político, sospecho por corrupción.
Quien le contracta para esa misión, diríamos que un
tanto delicada, es una conocida del lejano pasado. Reyes se llama la jefa,
vivida por Terele Pavéz que, en las pocas escenas de las cuales participa, nos
enseña cómo ser grande en un rol tan pequeño. Hasta nos olvidamos que, en esta
ocasión, trabaja como actriz secundaria.
Lo mismo podemos decir de Asunción Balanguer y Montserrat
Carulla, en los respectivos papeles de las impagables hermanas Paulina y
Matilde. Vecinas del protagonista en el edificio barcelonés, las viejitas
consiguen hacer con que él las salve de un rollo, estafa mantenida por mucho tiempo.
Claro que luego de cuidar del estómago del solitario hombre, con estofaditos y
lentejitas entregados directamente a su puerta.
En lío más grande le podrían poner otras dos
moradoras de la finca – las jóvenes Mari (Aina Clotet) y Juani (Marta Marco) –
que al salir de viaje le dejan una rara plantita para cuidar. Suerte que se
lía, sexualmente hablado, con la inspectora Purita. Esa personaje trae a escena
la fuerte presencia de Ágata Lys que, tras el debut en la tele como azafata del
concurso Un, dos, tres... responda otra
vez (1972), ha protagonizado un sin fin de actuaciones responsables por su
consagración como la Marlene Monroe española.
Como pareja amorosa de Sancho Gracia, Ágata Lys,
alias Margarita García San Segundo, también nos muestra que lo secundario, lo
lleva tan solamente en el nombre. Otra actriz secundaria en esta cinta, Mercè
Llorens vive Luz, la hija de César cuyo marido Julián (Fernando Aguilar) está
enganchado en juego de barajas y para alimentar la adicción, pasa buena parte
de sus días en una casa clandestina de juegos.
En esa maldita vencidad, y con actuaciones dignas de estrellas, Mala uva termina en happy end como un cuento de hadas, por lo menos, para el
protagonista y su princesa. Un poco de trivialidad nos cae bien en ese caso. Y
no desmerece la calidad de la narrativa, sino que reitera el carácter siempre
en reconstrucción de la existencia humana.
Estamos delante de una obra de arte, la cual
comprueba la sabiduría popular: si la vida nos da una uva, hagamos de ella buen
sumo. A veces, incluso de la mala uva es posible hacer vinos de fina esencia.
Total, la vida es muy breve para beber vinagres.
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