Comenzamos a palpitar el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Argentina. Y la película de Apertura - que también formará parte de la Competencia Internacional - es la comedia negra que nos llevará por un paisaje a ser redescubierto a través de la mano de José Sacristán, en la piel de un viejo asesino a sueldo en una dicotómica búsqueda-huida de la muerte.
El muerto y ser feliz es la nueva película del director español Javier Rebollo, una historia que hace foco justamente en el camino, en el andar constante de un hombre que ha coqueteado en el pasado con las muertes ajenas y ve en el futuro cercano la cita obligada con la suya propia.
Protagonizada por José Sacristán y Roxana Blanco, esta coproducción hispano-franco-argentina se presenta como condimento esencial de la vida, en la que cada paso no es huida, sino cercanía hacia el próximo destino. Es el acecho de la muerte lo que mueve a Santos a escaparse de su cama de hospital en Buenos Aires, a subirse a su corcel - un viejo Chevrolet verde - y a encontrar en ese desandar, como en toda novela de caballería, a una mujer que será su fiel escudero en esa inquietante encrucijada en la que un hombre, sin armaduras, le hace frente finalmente a su destino.
Javier Rebollo, director de Lo que se de Lola (2006) y La mujer sin piano (2009), vuelve con ese mismo tono extraño, a infundir atmósferas crudas e inquietantes, con personajes contradictorios y exquisitamente erigidos, en un relato basado en la literatura de Juan Carlos Onetti y Miguel de Cervantes. Filmada casi en su totalidad en Argentina (Buenos Aires, Córdoba, Rosario, San Miguel de Tucumán, Salta y Jujuy) y también en Barcelona, El muerto y ser feliz es un excelente puntapié inicial para esta nueva edición del Festival.
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