“El molino” que da título a la nueva película de Alfonso Cortés-Cavanillas es ‘una metáfora de que en la vida hay que avanzar, de que hay que dar pasos y de que, por mucho que queramos, el mundo va a girar y no hay que dejar que se pare’, según el cineasta.
Narra la historia de Mayte (Pilar López de Ayala), una ingeniera que regresa a su pueblo para desarrollar un proyecto de energía eólica, y allí encuentra, entre otras personas, a Jaime (Asier Etxeandia), su amor de la infancia, y a un anciano con alzhéimer (Imanol Arias).
La protagonista es ‘una ingeniera top cuya meta es cambiar el mundo y volver a su pasado, darse cuenta de lo que ha perdido y de lo que ha dejado atrás’, ha explicado este miércoles en un coloquio con el público Cortés-Cavanillas, que ha presentado la película en la sección oficial fuera de concurso del 27 Festival de Málaga.
Allí ‘se encuentra con Jaime, a quien le cuesta comunicarse, igual que a ella, porque está en su mundo", añade el director, que cree que esta película "necesitaba un final feliz, porque hay que buscarlo en la vida, y es una metáfora de la vida’.
En “El molino” hay además ‘una reflexión sobre los miedos y sobre quitarse los miedos’, pero no ha querido centrarse en la oposición que a veces generan los proyectos de energías renovables.
Apunta al respecto que para los cambios ‘hay que hacer sacrificios’, y que ‘no se consiguen desde el salón de una casa ni sin hacer nada’.
Además, ‘no hay una verdad absoluta’ y ‘lo que es verdad hoy, es mentira mañana’, según Cortés-Cavanillas, que cree que ‘esto es cíclico, y gira como el molino’.
Al cineasta le ‘encantan’ las películas corales, ‘que todos tengan sus recorridos, y es muy chulo ver diferentes edades y personas, y ver a personas humanas llevando a la realidad algo que se ha escrito en un papel’.
Por ello, ha contado con un reparto coral en el que, además del trío protagonista, están Claudia Traisac, Pablo Rivero, Nur Olabarría, Abril Zamora, Carla Dominguez, Jorge Basanta, Rocío Calvo, Angela Arellano, Luismi Ramírez, María Teresa Altés y Antonio Sarrió.
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