Juán y Eva,
una película de Paula de Luque, en la cual actúan Osmar Núñez (Juán Perón) e
Julieta Díaz (Eva Perón), es una historia de amor que busca ser narrada fuera
del censo común. La ficción busca reconstruir tanto los momentos más públicos, cuanto los más
íntimos entre la pareja de mandatarios argentinos.
Perón, militar de gran carrera, y Eva, una actriz en ascenso, atraviesan juntos momentos importantes para la historia de la Argentina. Así, además del enredo centrarse en ellos, foca también en acontecimientos políticos que han cambiado los rumbos del país.
Además de las personalidades y de los hechos históricos, son exhibidas cenas reales de los destrozos del terremoto de San Juán y de la reunión del pueblo en Plaza de Mayo. Imágenes esas muy impresionantes, debido a la cantidad de personas que clamaron por la presencia de Perón, en presión que culminaría con su elección a presidente en 1946.
Uno de los puntos claves de la película son las expresiones faciales de los actores y los detalles, como el mirar de Eva, a comprobar la personalidad fuerte y determinada de esa “chica del pueblo”. El hilo sonoro hace con que las escenas ganen la dramaticidad necesaria, ya que visan expresar el amor, el odio, la revolución.
Sin embargo el movimiento pendular entre los propósitos desvía
la cinta del enfoque íntimo, lo cual, bajo nuestro punto de vista, debería prevalecer,
debido a su originalidad a medias.
De hecho que el carácter público como que disminuye la atmósfera
intimista que la directora probablemente ha intentado lograr. Decimos intentado
ni tan solamente porque se hagan raras las escenas de sexo pero porque tiene algo.
Algo que le falta.
Vaya que la cinta no sea fiel a la historia. Ni podría ser, tratase
de una ficción aunque histórica. No nos sorpreendan con todo las menciones de honor que ha
ganado, incluso de la actual presidenta argentina Cristina Fernández.
Es que hay una indisfrazada simpatia por el peronismo, la cual podría
ser más implícita ya que de la forma presentada desmerece al arbitrio de los
espectadores, sobretodo de los que no son argentinos.
Eso sucede por ejemplo al final de la historia fílmica, cuando en que
pese no haber exhibición de escenas, se tiene la información de que poco tiempo
después Perón será nuevamente electo presidente y Eva morirá de cáncer.
La historia de amor entonces hace un link con el primero encuentro, cuando Evita decía: “la muerte prematura eterniza los romances”. Así sucedió, pero ella no sabía que su muerte también acabaría por eternizar su figura en la política latino-americana.
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