Nos situamos en una pequeña localidad rural de São Paulo, donde aparentemente la vida sigue su curso sin sobresaltos. Pero, tal y como nos muestra Carolina Markowicz en “Carvão”, su primer largo, nada es lo que parece. ‘Desde pequeña, siempre he sentido fascinación por ese mundo interior, esa realidad que no se muestra al exterior; las historias que pasan en cada casa, lejos de las miradas de los vecinos. Esa necesidad de estar siempre desempeñando un rol que socialmente está aceptado en un mundo en el que nos sentimos constantemente vigilados’.
En este caso, Markowicz compartirá con el espectador los secretos, las mentiras, las incongruentes decisiones de una familia, aparentemente tranquila, de la zona. La madre, interpretada por una impecable Maeve Jinkings, acogerá en casa a un extranjero que resulta ser un capo de la droga muy buscado. A partir de ahí, toda la familia tendrá que aprender a compartir el mismo techo con él.
Nos acompaña Jinkings, que ha formado parte de este proyecto desde que en 2016 la directora le pasara la primera versión del guion de Carvão. ‘Para mí fue un privilegio ver cómo evolucionaba la historia’. Markowicz añade que ‘desde que empecé a escribir esta película hace más de cinco años, tenía claro que quería que fuera Maeve quien interpretara este papel. Es un personaje muy loco, muy duro, muy complejo. Pensé que ella sabría trasladar esta mezcla de tonos’.
Llegó la pandemia y un proyecto que iba a ver la luz hace años se fue retrasando. Pero, coincidencias de la vida, esto supuso algo muy positivo para ambas: rodar el que será el próximo largo de Markowicz. ‘Con “Carvão” costó mucho encontrar financiación. Sin embargo, con mi segundo proyecto fue más rápido. Al final acabamos rondado las dos películas a la vez. Siempre acababa pensando en ella’.
La película llega en un momento complicado para Brasil, con la ultra derecha en el poder. ‘Nos parecía interesante reflejar esta idea de un contexto muy conservador, como nuestro presidente, que habla mucho en nombre de la familia y que a la vez tiene muchos prejuicios’, comenta la directora. La actriz añade que ‘yo estaba sufriendo muchísimo con los absurdos cotidianos que tenemos allá. Hacer un personaje con este tono y encontrar la manera de reflejar lo absurdo del ser humano fue una especie de cura. Con esta película nos permitimos reírnos de lo patético del ser humano’.
Y también nos permite Markowicz reírnos a los espectadores con pinceladas de humor negro que amenizan la cruda realidad. Con este proyecto, la cineasta dice sentirse muy ‘afortunada, en gran medida, por el elenco de actores y actrices y por el equipo que conforma la película’.
Fuente. sansebastianfestival.com
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