La película “3 bodas de más”, de Javier Ruiz Caldera, clausura hoy en Venecia la sección paralela Jornadas de los Autores.
“Hasta ahora solo había hecho papeles dramáticos, y mi asignatura pendiente era hacer una comedia. Había hecho ‘Primos’, pero mi papel no era el cómico, así que soñaba con que alguien llegara y me ofreciera un personaje bueno de comedia”, afirma la protagonista Inma Cuesta en una entrevista con Efe en Venecia.
Y para hacer este trabajo, reconoce, se lanzó “a la piscina sin paracaídas, sin flotador y sin nada”, porque había que dejar el pudor a un lado para interpretar un personaje, el de Ruth, “que es muy ridículo. Es muy patosa, es muy desgraciada, le pasa de todo”.
Ruth es una investigadora que recibe tres invitaciones para las bodas de tres de sus exnovios, que se celebran en el mismo mes. Una historia que parte de una anécdota real, a partir de la cual Ruiz Caldera y los guionistas, Breixo Corral y Pablo Alen, trataron de hacer una “comedia lo más divertida posible”.
“Teníamos en mente hacer una comedia romántica, pero muy, muy gamberra, y en algunos puntos nos gustaba que se nos fuese la cabeza y no poner límite al humor, a ver hasta dónde llegaba”, explica a Efe el realizador de “Spanish movie” y “Promoción fantasma” y director del único largometraje español exhibido en la 70 edición de la Mostra.
Y para poner en pie esta película, era muy importante la elección de la protagonista, sobre la que recae todo el peso de la historia y que aparece en todos los planos del largometraje, que se estrenará en diciembre en España.
“Para escoger a Inma Cuesta, hicimos un ‘casting’ con cinco actrices maravillosas y cogimos a Inma, que nos parecía que era la Ruth que teníamos en la cabeza todos, y la verdad es que luego ha hecho un despliegue brutal”, recuerda el director catalán.
El trabajo que ha realizado la actriz “requiere mucho talento, mucho valor, y va a sorprender mucho por su capacidad cómica”.
“Es para quitarse el sombrero. Todos sabemos que Inma Cuesta es una actriz reconocida, nominada a los Goya, con un prestigio en papeles dramáticos. Que, de repente, se líe la manta a la cabeza, se tire a la piscina y haga una película tan loca como esta, es realmente algo digno de alabar”, afirma muy satisfecho Ruiz Caldera.
Un papel muy diferente a los que antes había hecho la actriz, pero no tan lejano a su personalidad, al menos en lo que se refiere al lado gamberro.
“A la gente que me conoce, verme en este registro no les va a sorprender”, porque asegura ser “una payasa” en su vida cotidiana, pero para quienes le conocen por sus anteriores trabajos será una sorpresa encontrarla en un registro “absolutamente contrario a todo lo que han visto hasta ahora”.
Un trabajo en el que se lo ha pasado muy bien y que le ha hecho crecer mucho profesionalmente: “Me ha hecho muy libre como actriz, porque he jugado, he improvisado. Javier es un director que te deja crear con él, y tú formas parte de ese proceso de creación de la película (...). He sentido que estaba dando un paso hacia otro lado que no lo había hecho antes, y eso era interesante”.
Junto a ella, un reparto coral con el que Cuesta asegura haberse sentido muy arropada. “Me lo he pasado muy bien con Martín (Rivas), con María (Botto), con Quim (Gutiérrez), con el que me ha vuelto loca reencontrarme, porque tenemos una química muy especial y para mí es un actor con mayúsculas. Con Paco León, al que admiro mucho también”, y con Berto Romero, Rossy de Palma y Laura Sánchez.
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