Desde ayer, solo se habla en la película española de Asghar Farhadi, “Todos lo saben”, que ha sido la encargada de abrir la 71ª edición del certamen francés. La revista Fotogramas ha hecho un compilado de las primeras críticas del film (leer aquí). Y por ahí van:
Phillip Engel, de FOTOGRAMAS: ‘Una película elegante, transparente, aunque no especialmente trascendente, no sólo cumple de sobras con los requisitos de glamour y prestigio de una inauguración cannoise, sino que además se le augura un espléndido taquillazo cuando llegue a nuestras salas’.
Carlos Boyero, de El País: ‘En 'Todos lo saben' (Farhadi) desdeña utilizar estudios sofisticados para plasmar las emociones. Su cámara se mueve con convicción, destreza e intensidad en los interiores y los exteriores de un pueblo que inicialmente rebosa alegría ante la celebración de una boda. (...) Farhadi despliega su poderío sentimental para hablar del pasado y de la huella imborrable que puede causar en los que lo padecieron o lo disfrutaron (o ambas cosas), de las simas de dolor y de pérdida que pueden ocultarse detrás de la aparente normalidad, de la incertidumbre y del miedo, de la necesidad de encontrar culpables, de complicidades sórdidas, de que la apariencia y la realidad pueden mantener una guerra ancestral, de secretos difícilmente confesables’.
Nando Salvá, de El Periódico: ‘En el proceso, se echa en falta la finura mostrada en el pasado por el iraní a la hora de manejar la emotividad, de su capacidad para conmovernos sin necesidad de caer en sentimentalismo ni recurrir a las herramientas melodramáticas más obvias. Aquí, en cambio, para tocarnos la fibra dispone de Bardem, Cruz y Darín, que ofrecen unas interpretaciones extraordinarias’.
Sergi Sánchez, de La Razón: ‘Puede ser que el cineasta iraní no juzgue a sus personajes, pero al someterlos a las fórmulas del género –el melodrama latino, el thriller de secuestros–, acaba por ponerlos en evidencia. Si la película aspira a desplegarse, en su ambiciosa coralidad, como un folletín que funciona como un mecanismo de relojería, fracasa en la verosimilitud de sus giros argumentales, en la caracterización de algunos personajes secundarios (ese ridículo policía retirado que interpreta José Ángel Egido) y en el dominio de sus tempos, entre la sobredosis de incidentes y su insana redundancia. Los actores salvan a menudo la función, pero no es suficiente para que la excursión de Farhadi a España deje de oler a rancio’.
Peter Debrugue de Variety: ‘Farhadi explora la historia reprimida entre Paco (Bardem) y Laura (Cruz). Aquí es donde se destaca como director, y aunque la película tarda en llegar a un lugar donde sus revelaciones pueden tener un impacto, una vez que eso comienza a suceder, se vuelve compulsivamente absorbente. Farhadi comenzó su carrera como dramaturgo, y aunque 'Todos lo saben' abre las cosas para incluir villas, viñedos, plazas bulliciosas y caminos rurales, los intercambios interpersonales demasiado ordenados se sienten más teatrales que nunca, revelando selectivamente información que se adapta a sus propósitos’.
Eric Kohn, de IndieWire: ‘Al subir la apuesta con el explosivo poder de las estrellas de Javier Bardem y Penélope Cruz como protagonistas, Farhadi también ha encontrado el género más accesible para su embriagadora narración hasta la fecha: el suspense de un thriller de secuestro. Como de costumbre, Farhadi construye su dilema sobre un incidente incitador repentino (...). Empuja el material al territorio de Agatha Christie: todos son sospechosos y todos sospechan de alguien más’.
Boyd Van Hoeij, de THR: ‘“Todos lo saben” tiene algunos secretos grandes en la manga pero, desafortunadamente, nunca producen el mismo efecto que en los trabajos previos de Farhadi. Esto es en primer lugar porque la mayor revelación se puede ver llegando desde kilómetros de distancia, robando los procedimientos de tensión y de su potencial para convertir la historia familiar en un thriller.(...) Si la película permanece visible en gran medida, es porque Farhadi ha elegido a algunos de los mejores actores de España y sabe cómo darle vida a sus personajes incluso cuando no tienen mucho que hacer (aunque algunos de ellos tienen bastante mucho para decir). Bardem y especialmente Cruz impresionan en unos roles específicamente escritos para ellos; su química, pero también su melancolía sobre lo que podría haber sido, es palpable, mientras que sus preocupaciones sobre el secuestro complican aún más sus emociones. (...) El diseño y el vestuario de la producción de la película, aunque admirablemente hermosos, apenas logran mantenerse en el lado correcto de los clichés del campo español. Aquí todo está bellamente capturado en una especie de Conde Nast Traveler, que funciona bien en los melodramas intensificados de Almodóvar, pero queda con un ajuste raro para las sensibilidades narrativas terrestres y más sobrias de Farhadi’.
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