El cineasta gallego Juan Pinzás, que el pasado mes de marzo concluyó en Berlín el rodaje de su nueva película “El vientre de Europa” (leer aquí), es el protagonista este mes de mayo de la programación cultural de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, y el día 17 serán proyectadas dos obras muy significativas en la trayectoria cinematográfica e internacional del cineasta, que asistirá al acto y mantendrá un coloquio con los asistentes.
El evento comenzará con la proyección del primer cortometraje “Homo Hominis Opus I” (1982), en el que sorprendentemente el director gallego se acercaba mucho a los planteamientos estilísticos que serían empleados varias décadas después por el danés Lars von Trier en “Dogville” (2003). Visto lo cual, no es de extrañar que Juan Pinzás con el paso de los años se convirtiera en el único cineasta español reconocido oficialmente por el movimiento de vanguardia Dogma 95 creado por Lars von Trier. Es manifiesto que existen paralelismos y un estilo muy personal y afín entre ambos cineastas, en la búsqueda de un cine divergente con el objetivo de dignificarlo.
El corto de Pinzás, al igual que el largometraje de Trier, con cierta estética "brechtiana" nos habla de una venganza y del ejercicio de poder del ser humano. En ambos films, una mujer es la protagonista humillada que luego se vengará destruyendo a su opresor y actuando a partir de entonces igual que antes lo hiciera aquél respecto a ella.
Tras el corto, y previo al coloquio, se proyectará el largometraje “New York Shadows” (“Sombras de Nueva York”), nominado en 2014 al premio Goya a la mejor dirección de fotografía y protagonizado por la actriz norteamericana Lindsey Ireland y el propio Pinzás.
Tratase de un film artístico, drama, thriller psicológico e innovador, que aborda las tribulaciones de Julián (Pinzás) un cineasta español que llega a Nueva York para visitar las localizaciones del rodaje de su nueva película y conocer a la actriz estadounidense Jennifer (Lindsey Ireland) que protagonizará el film. Inesperadamente algo extraño le sucede al cineasta que se encuentra atrapado en la historia de su propio guión compartiendo inquietantes espejismos con los personajes que él mismo ha creado. Bajo la mirada de Pinzás y con una espectacular fotografía, la ciudad de Nueva York, magníficamente retratada, se convierte en un protagonista más del film.
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