Hoy, en el Festival de Sitges, cuando faltaba solamente cinco minutos para finalizar “Open grave”, del director madrileño Gonzalo López-Gallego, su proyección ha sido interrumpida por problemas técnicos, y tras media hora esperando esos cinco minutos, el público asistente se quedó sin el “the end”.
Mismo así, en rueda de prensa, López-Gallego ha hablado de su experiencia en Hollywood, donde, ha asegurado, "están abiertos a gente de todo el mundo". A su juicio, mientras en este momento no hay "mucho cine español" por la crisis económica, en la meca del cine buscan nuevos valores y no se cierran a las propuestas que reciben. "Si eres perseverante y paciente, al final te abren las puertas", ha indicado.
Además, ha aseverado que los cineastas españoles están bien considerados y "ves que hay movimientos en festivales, donde siguen yendo a intentar cazar directores, lo que es una suerte".
Multipremiado por su película "Nómadas" y reconocido, posteriormente, por su thriller "El rey de la montaña", que estrenó en Sitges en 2007, López-Gallego acaba de rodar, después del falso documental "Apollo 18", su segunda producción estadounidense, un film inquietante que se inicia con un hombre completamente amnésico despertando en una tumba abierta y llena de cadáveres.
A pesar de que toda la rueda de prensa ha estado marcada por el hecho de que los periodistas asistentes no conocían el final de su película, López-Gallego ha comentado que de "Open Grave" lo primero que le llamó la atención cuando leyó el guión fue que los personajes que aparecen sufren de amnesia y, por tanto, no saben quiénes son.
Poder ahondar en la locura de todos ellos fue un reto a la hora de dirigir a los actores, quienes estaban metidos en la piel de personas que no se sabe si están cuerdas o no a lo largo de toda la filmación.
Asimismo, quiso que el público viera al personaje principal, Jonah, interpretado por Sharlto Copley, como alguien que "vuelve a nacer, después de una primera imagen en una tumba rodeado de muertos, recolocándose los huesos". Por otra parte, ha querido ir más allá de las habituales películas de zombies. "Mi intención con esta película ha sido hacer una aportación distinta a este tipo de filmes". Cuando se le ha comentado que algunas escenas remiten a "Perdidos", ha señalado que fue seguidor de esta serie de culto pero no tenía intención de que fuera una referencia. "A posteriori, sí le encuentro similitudes", ha reconocido.
La película, de capital estadounidense, fue rodada en Hungría, un país habitual para este tipo de cintas independientes, que deben rodarse en muy pocos días, algo que los sindicatos estadounidenses del sector controlan.
López-Gallego, en cambio, quería rodar sin prisas y optó por viajar al país centroeuropeo, donde hay "beneficios fiscales" y también unos escenarios que le han permitido rodar en bosques frondosos. A la vez, ha indicado que el montaje lo acabó de realizar en su oficina de Madrid, algo que le permite la productora Atlas Independent.

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