El cineasta y productor Lluís Miñarro presentó en el 63º Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX) su nuevo largometraje, “Emergency Exit”, una road movie surrealista que homenajea el cine libre de los años 70 y sirve como la última aparición en pantalla de la legendaria actriz Marisa Paredes. Acompañado por los actores Aida Folch, Albert Pla y Jhonattan Burjack, Miñarro desgranó las claves de una obra que rechaza la previsibilidad y se concibe como un ‘juego’ y una ‘fantasía’.
La película, que sigue a 14 personajes atrapados en un misterioso autobús, fue descrita por su director como una obra que no busca certezas y que se presta a múltiples lecturas. Miñarro confesó que, si bien el reparto parece haber sido pensado de antemano, con cada rostro ocupando un lugar específico, el misterio forma parte del proceso creativo.
‘No tengo la certeza de todo lo que hay en esa película, es una película de incertezas’, afirmó Miñarro. ‘Hay una sincronía de la fatalidad entre lo que pasa en la dimensión fílmica y lo que pasa en la dimensión física. Es una película así de misteriosa’. Este misterio se profundizó de forma dramática: el papel de Marisa Paredes se filmó sin saber que sería su última aparición en la pantalla. ‘El cine se mueve en territorios de los sueños’ afirmó Miñarro.
La estética vintage del film, con su autobús Pegaso de 1969 y la ausencia de tecnología digital, es una referencia directa y personal a la década de los 70. Miñarro explicó que ese fue el periodo en el que se formó en Barcelona, en un entorno de contracultura donde la censura de la dictadura obligaba a buscar el cine ‘en los márgenes’ y a hacer sesiones clandestinas. ‘Ese periodo para mí es vital porque estábamos en una dictadura, pero existía la posibilidad de moverse en la contracultura y experimentar grandes oportunidades artísticas… Esta película viene de ese periodo,’ explicó.
El espíritu de esa época se traduce en una ‘libertad expositiva total e ilícita’ en la película. El director enfatizó que su obra no tuvo presiones de ninguna televisión ni del Ministerio de Cultura —que, de hecho, le retiró una subvención—, por lo que el responsable de la visión fílmica es únicamente él. Este enfoque contrasta con el cine actual, que el director ve «más previsible» y basado en modelos repetitivos.
Para Albert Pla, que interpreta a un director de cine antipático, la invitación al proyecto fue sencilla, dada su admiración por el elenco y la naturaleza del guion. Aida Folch destacó el carácter «surreal y filosófico» de la película. ‘Me apetecía un montón… tengo que estar en esta película de autor gamberra y poco convencional’, afirmó.
Por su parte, Jhonattan Burjack, actor revelación en el papel de Eros, se mostró agradecido por el debut en una película española, destacando la libertad que le dio su director. ‘Es un cast que me dio mucha libertad para explorar, para expresar… fue una experiencia fantástica trabajar con actores tan geniales’.
Aida Folch y Albert Pla subrayaron la importancia de la improvisación en el set, donde las sinergias y las bromas entre los actores se incorporaban al guion. ‘Es como un trabajo colectivo también, no es simplemente sentarse allí y decir lo que pone el guion’, señaló Folch.
Sin embargo, Folch matizó que esta libertad a veces puede ser un desafío: ‘A veces parece que la libertad es como más fácil, pero en mi caso me parece mucho más difícil… es arriesgarse, tirarse a la piscina, equivocarse, hacer el ridículo’.

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